La araña fue descubierta en 2003 por Robert Jackson, de la Universidad de Canterbury (Nueva Zelanda), que observó que se sentía atraída por los mosquitos transmisores de la malaria. En 2009 Jackson demostró que la sangre es un alimento para estas arañas, pero también actúa como afrodisiaco, ya que tras tomarla se vuelven irresistibles para el sexo opuesto. Y ahora el investigador y su compañera Fiona Cross han dado un paso más al desmostrar que estos arácnidos se sienten atraídos por el “olor a sudor” de unos calcetines usados, pero no para hacia los calcetines limpios. Los investigadores sospechan que se debe a que el olor alerta a las arañas sobre la posibilidad que los mosquitos estén cerca. El estudio ha sido publicado en la revista Biology Letters.
Subido por: Rafael Navarro Soto
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