Los investigadores detectaron que las roedoras mostraban signos de retraimiento social después de someterlas a una serie de encuentros con ratones mucho más fuertes y agresivos. Cuando examinaron sus cerebros, identificaron cambios evidentes en un área denominada nucleus accumbens, asociada a la motivación y la recompensa. Estos cambios podrían ayudar a explicar qué desencadena el comportamiento antisocial en los mamíferos, según concluyen en la revista PloS ONE. Además, aunque el ratón no podía ser diagnosticado como “depresivo”, los cambios en su comportamiento eran comparables a la depresión en humanos, según ha explicado Brian Trainor, coautor del estudio. Trainor espera que los resultados ayuden a entender, entre otras cosas, por qué las situaciones cargadas de estrés pueden desencadenar depresión en el ser humano.
El trabajo ha sido financiado por el Instituto Nacional de salud Mental de Estados Unidos.
Subido por: Rafael Navarro Soto
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