Además, tal y como señala Marina Picciotto, autora principal del estudio e investigadora del departamento de psiquiatría de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale (EE UU), “es posible suprimir la sensación de apetito sin afectar los centros de recompensa del cerebro”. Y es que estos receptores aumentan la actividad de una serie de neuronas cerebrales, conocidas como células proopiomelanocortina o POMC, que se relacionan con la obesidad en humanos y animales. Los resultados revelaron que los ratones que carecían de las neuronas POMC no perdieron peso, a diferencia de los ratones que sí las tenían.
El tabaquismo es la principal causa de muerte prevenible en los países desarrollados, pero hay personas, sobre todo mujeres, que se niegan a dejar de fumar por temor a engordar. “Identificar estos receptores ayudará a conocer los mecanismos asociados a la adicción, el peso y el hábito de fumar”, señala Mariella de Biasi, también autora del estudio e investigadora del departamento de Neurociencias del Colegio de Medicina Baylor de Houston (EE UU).
Aunque los resultados de la investigación solo se han obtenido en ratones, “podrían ser claves para el desarrollo de fármacos que ayuden a los fumadores a abandonar el tabaco sin ganar peso”, subraya la científica. Además, “estos medicamentos también permitirían controlar la obesidad y los desórdenes metabólicos de otras personas”, concluye.
Subido por: Rafael Navarro Soto
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