![Lydia Zablotska. (Foto: UCSF) [Img #1746]](http://noticiasdelaciencia.com/upload/img/periodico/img_1746.jpg)
Las fugas radiactivas que se están registrando en la central nuclear de Fukushima Daiichi, y la amenaza de que la situación se prolongue aún más o se desencadene un escape masivo, invita a hacer comparaciones de este accidente nuclear con el desatado en la central nuclear de Chernóbil hace ahora 25 años.
La Dra. Lydia Zablotska, epidemióloga de la Universidad de California en San Francisco, ha publicado varios estudios sobre los impactos en la salud derivados de la radiactividad emitida durante la catástrofe de Chernóbil. Sus estudios más recientes, en los que todavía trabaja, están orientados a la incidencia del cáncer de tiroides entre las personas que sufrieron una exposición a la radiactividad de Chernóbil en su infancia o adolescencia, y también a la incidencia de la leucemia y otras enfermedades de la sangre en los obreros que participaron en las operaciones para mitigar la contaminación radiactiva de la zona de Chernóbil.
La incidencia del cáncer de tiroides debido a la liberación de yodo-131, que es un isótopo radiactivo de corta vida, aumentó como consecuencia del accidente de Chernóbil. Zablotska y sus colegas de la Rama de Epidemiología de la Radiación, dependiente del Instituto Nacional estadounidense del Cáncer, han comprobado que la mayor parte de la exposición al yodo radiactivo se debió al consumo de alimentos contaminados en los primeros meses después del accidente, aunque hubo también una exposición al yodo radiactivo a través del aire mientras el combustible nuclear ardía, y el polvo y el gas se propagaban empujados por los vientos.
"La dosis inhalada fue mínima, y realmente se limitó a la primera semana después del accidente," explica Zablotska. La mayor exposición se debió a la ingestión de leche, otros productos lácteos y verduras de hoja. Estos alimentos, destaca Zablotska, sufrieron una contaminación con ese radioisótopo durante los dos meses posteriores al accidente.
![En la imagen, la zona ocupada por la central nuclear de Chernóbil. Foto: NASA / Jesse Allen / EO-1 Team / Michon Scott. [Img #1747]](http://noticiasdelaciencia.com/upload/img/periodico/img_1747.jpg)
En la imagen, la zona ocupada por la central nuclear de Chernóbil. Foto: NASA / Jesse Allen / EO-1 Team / Michon Scott.
Zablotska ha estado estudiando a unas 25.000 personas, que eran niños que vivían en Ucrania y Bielorrusia en el momento del accidente de Chernóbil. Los científicos locales midieron la radiactividad en la tiroides de cientos de miles de niños durante las primeras seis semanas después del accidente.
Zablotska y su equipo de investigación hicieron un seguimiento y les invitaron a participar en el estudio. Los investigadores analizaron a los sujetos de estudio varias veces en busca de enfermedades de la tiroides a partir de 1998. También reunieron información adicional sobre las exposiciones a través de los alimentos, mediante entrevistas personales con los sujetos a investigar o sus madres.
Estos estudios han demostrado de forma concluyente que quienes sufrieron las exposiciones antes de los 18 años, tienen un mayor riesgo de desarrollar cáncer de tiroides y otras enfermedades de la tiroides relacionadas con la exposición al yodo radiactivo.
La glándula tiroides absorbe mucho más yodo en los niños en crecimiento. Los riesgos relacionados con la radiación disminuyen con la edad de exposición.
Otros radioisótopos liberados en cantidades mucho menores después del accidente incluyen al estroncio-90, al cesio 137 y al cesio-134, de larga duración. El estroncio puede competir con el calcio en cuanto a su absorción en los huesos.
Los órganos difieren en su sensibilidad ante la energía de las radiaciones. El milisievert es una unidad de radiación utilizada para medir una dosis media sobre todos los tejidos del cuerpo, y con frecuencia es la medida utilizada en los estudios de los trabajadores expuestos a los rayos gamma. Un miligray es una medida de la dosis recibida por órganos específicos. Mil milisieverts equivalen a un sievert, y mil miligrays equivalen a un gray.
Zablotska ha estado estudiando a 110.000 trabajadores expuestos a los penetrantes rayos gamma originados en estos radionucleidos durante la limpieza básica de la central nuclear de Chernóbil que se llevó a cabo de 1986 a 1990.
Zablotska estima que durante esta limpieza, los trabajadores estuvieron expuestos a un promedio de 76,4 milisieverts. Por tanto, existe entre los trabajadores un riesgo significativamente mayor de lo normal de desarrollar leucemia, derivado de la dosis de radiación.
"En estos momentos, realmente no se puede predecir qué riesgos podrían existir para los trabajadores de la central nuclear de Fukushima o la población local hasta que sepamos más sobre los escapes radiactivos de los reactores dañados", advierte Zablotska.
Subido por: Kevin Sanchez Alvarez
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