Concretamente, la antropóloga Ann Ross y sus colegas han comprobado que desde el siglo XVI las diferencias en los rostros de hombres y mujeres se han difuminado. Y que los cambios han afectado principalmente a las mujeres. Concretamente, la estructura facial femenina en España es mucho más grande hoy que hace 400 años. La mejora de la nutrición y otros factores ambientales podría explicar estas modificaciones, sugiere Ross.
Gracias a este estudio será posible establecer mejor a quién pertenecen los restos óseos antiguos encontrados. “Ser capaz de decir si un cráneo perteneció a un hombre o a una mujer es útil tanto en investigación criminal como en estudios académicos”, concluye Ann Ross en un artículo que publica la revistaForensic Science International.
Subido por: Rafael Navarro Soto
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